—Aclaradme una cosa —masculló Godorik, mientras masticaba—. ¿La policía interviene alguna vez cuando ocurren cosas de estas?
—De vez en cuando —respondió Edri—. Entonces hay tumultos, y es el caos en las calles. Pero a no ser que pase algo muy grave no suelen intervenir, porque el nivel 1 está muy lejos.
—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó Godorik—. ¿Es que no hay policía en el nivel 25?
—Claro que hay, pero es poca. Y casi todos los agentes están corruptos… así que cuando se monta un escándalo muy grande traen a la policía de los niveles superiores. Pero es lo que dijimos antes: a la Computadora no le interesa demasiado lo pasa en los niveles bajos.
—No sabía que eso fuera así —murmuró Godorik.
—Pero ¿qué hacías tú en el nivel 25?
Godorik gruñó.
—Estaba de paso. Podrías decir que soy un investigador… tengo la sospecha de que hay un complot que pone en peligro la ciudad, y estoy intentando desenmascararlo. Pero la policía me ha ignorado y ha intentado detenerme, así que ahora estoy fuera de la ley.
—¿Qué clase de complot?
—No estoy seguro. Solo puedo deciros que si escucháis cualquier cosa que tenga que ver con implantes, desconfiéis… ¿de acuerdo?
—¡Implantes! —exclamó Mendolina, y se echó a reír—. Como si yo fuera a fiarme de los implantes modernos. En mis tiempos, los implantes todavía eran otra cosa… tenías la seguridad de que cuando te implantaban algo no podían leerte el cerebro…
—¿Leerte el cerebro? —se extrañó Godorik.
—Sí —asintió Mendolina—. Eso es lo que dicen que pasa con los implantes modernos. Léelo; lo sacan en todas las revistas…
—Señora, eso son tonterías de los editores, que no saben cómo vender —protestó Godorik—. Aunque…