Cualquier otro lugar · Página 84

9. Gérard Guillory

 

Llegó el verano. Nina terminó sus exámenes y se graduó con honores. Aún no había sabido nada de Ray; había ido a ver a Tony Altoviti, con la esperanza de encontrarlo allí, pero había sido en vano.

—No, ya no trabaja aquí —le había dicho Altoviti—. Dijo que había tenido problemas, y que estaba pensando en marcharse de la ciudad.

—¿No sabe dónde fue? —inquirió Nina—, ¿o dónde puedo encontrarle?

—Lo siento, no sé nada más —Altoviti se encogió de hombros—. ¿Qué pasa con ustedes dos? Hacían una pareja muy mona. ¿Puedo ayudarles de alguna manera?

Nina le dejó su teléfono.

—Si sabe algo de Ray, ¿podría llamarme? —pidió.

Altoviti accedió de buen grado; pero no debió saber nada de Ray en los tiempos que siguieron, puesto que Nina nunca llegó a recibir una llamada suya.

Por otra parte, ahora que había terminado la carrera, sus padres volvieron a la carga. Ansiosos por presentarle a Gérard Guillory, insistieron e insistieron; y Nina, aunque al principio se negó firmemente, y tuvo más de un altercado con ellos por ese motivo, finalmente cedió a la presión. Hasta el último minuto estuvo dudando si ir o no a la fiesta en la que los señores Mercier pretendían presentarle a su supuesto prometido; pero el deseo de no dejarles en ridículo al no aparecer, sabiendo que ya lo habían organizado todo junto con la otra familia, la convenció al fin.

Responder a Tawnya Mcelhenney Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *