Cualquier otro lugar · Página 27

3. Jugadores de baloncesto con enanismo

 

Nina no consiguió ir al día siguiente. Tuvo que entregar algunos últimos trabajos para la facultad, y pasó toda la tarde encerrada en la biblioteca con algunas de sus compañeras. Tampoco el siguiente, y eso la molestó mucho. Todo lo que había pasado hasta entonces se le aparecía como una especie de sueño lejano; y eso la inquietaba. Así que resolvió apresurar todo lo que tenía que hacer, y así hacer sitio para, tres días después de la cena en Altoviti Pizza & Pasta, volver al Circo Berlinés.

Por supuesto, esta vez hizo todo lo posible porque su visita no coincidiera con una actuación; pues, por mucho que no le disgustara ver a Ray balanceándose por las alturas como un mono saltarín, no creía que pudiese aguantar una vez más a aquel payaso haciendo ruidos de cerdito. Como ya conocía los horarios, no le resultó difícil, y apareció por allí cuando todos los artistas estaban metidos en sus caravanas, refugiándose de la llovizna de la que Nina se protegía con un paraguas verde pistacho.

Nina se acercó a la cancela. Para su sorpresa, se encontró la verja cerrada; pero no con el alambre, como había estado antes, sino bien cerrada y anudada con una cadena. Nina se imaginó que los artistas se habían cansado de que los chavales, o quien fuese que dejase aquello abierto, entrase allí como Pedro por su casa, y no se molestase ni en cerrar. Echó un vistazo a la cadena; quizás podría desenredarla, pero después tendría que dejarla como la había encontrado, y no estaba segura de poder hacer ninguna de las dos cosas, porque la forma en la que estaba puesta era un poco enrevesada.

Contrariada, Nina dio una vuelta, mirando a su alrededor. El resto de la zona de caravanas estaba rodeado por una valla metálica, y tratar de escalarla no le parecía una idea muy decente… pero por la parte que lindaba con el río no había semejante verja; esta llegaba únicamente hasta la baranda y el muro de piedra que separaban el arroyo del resto de la zona, un poco más elevado. Se acercó hasta allí; la baranda era bastante ancha. Si caminaba por ella un corto trecho se colaría en el recinto de la carpa del circo; y si avanzaba un poco más, llegaría al de las caravanas.

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