—Sin embargo, por lo que usted me acaba de contar, la iniciativa no se aprobó por el veto de la Computadora, y no por los votos del consejo o de cualquier otra persona. Entonces, ¿a quién quiere hacer lamentar el autor del mensaje que la iniciativa no se aprobara? Sea quien sea, no puede ser el auténtico responsable.
Agarandino se encogió de hombros.
—Quizás quiera vengarse de la Computadora en sí —sugirió.
—Pero la Computadora no es un ser viviente que se mueva y respire, y mucho menos que vaya a entrar en el piso de alguien a levantar una alfombra y encontrar un mensaje debajo de ella —gruñó Godorik—. Incluso aunque quienes lo encontrasen fuesen los técnicos de la Computadora, o la policía, la Computadora no va a sentirse amenazada o disgustada o afectada de alguna manera por esa clase de mensaje. Dejarlo sería perder el tiempo y el papel.
—Hmmm —reflexionó Agarandino.
—Además, el mensaje decía literalmente: «pardillos, ahora lamentaréis…» etcétera. «Pardillos», en plural. No parece exactamente un mensaje destinado a la Computadora.
—Lo mismo es alguien que está loco —el doctor se encogió de hombros.
—Pues en ese caso, es un loco que se toma muchas molestias —farfulló Godorik.
Agarandino se llevó la mano al mentón, y pensó por un rato.
—¿Y si no es eso? —dijo al fin—. El cambio de postura de la Computadora respecto a esa iniciativa fue muy repentino. Si no hubiese sido porque es una computadora, a todos nos habría parecido muy sospechoso.
—¿No les pareció sospechoso solo porque se trataba de un ordenador?
—Bueno, ya sabes como son esos cacharros… no te ofendas, Manni. Cogen toda la información que tienen y la calibran teniendo en cuenta todos los factores posibles; el resultado final es algunas veces tan delicado que cualquier pequeño dato adicional puede trastocarlo. ¿Quién sabe? Nos imaginamos que quizás en el último momento la Computadora se había enterado de que los petirrojos del zoo del nivel 3 son amarillos, y que eso había alterado todos sus cálculos y la había hecho decidir que la iniciativa 2219 no era razonable. En ocasiones estas cosas son muy poco claras.