Godorik, el magnífico · Página 57

Según los datos de que disponía, Severi Gidolet vivía en el tercero. Siguió bajando de esta manera, evitando las (escasas) ventanas que estaban iluminadas, y en un abrir y cerrar de ojos se encontró en lo que, si aquel bloque no seguía un sistema de numeración muy extraño, debía de ser el tercer piso. Ninguna de las ventanas de aquella planta estaba iluminada; Severi Gidolet (si es que vivía allí) estaba durmiendo, o no estaba. Godorik, sin tener ni idea de cuál de aquellas ventanas correspondía a qué piso, decidió probar suerte.

Por supuesto, esta vez no podía tener tanta fortuna como la anterior, y la ventana que eligió no estaba abierta, ni parecía poder abrirse desde fuera. Pero esta vez venía más preparado. Sacó de uno de sus bolsillos el ingenio que le había dado el doctor Agarandino.

—No daría esto a cualquiera —le había advertido, muy ufano, antes de entregárselo; aunque a la vez había compuesto una expresión que parecía confesar a gritos que sí, que en realidad se lo daría a cualquiera—, pero creo que contigo estará en buenas manos. Es el AgaraCristal, versión 3.1 mejorada, y te ayudará en tu lucha por la justicia.

Godorik echó un vistazo al AgaraCristal, versión 3.1 mejorada. Parecía un disco de plástico con una ventosa en una de sus superficies, y no inspiraba mucha confianza; pero, aún así, el doctor le había asegurado que funcionaba, así que siguió sus instrucciones y lo pegó al vidrio de la ventana. Después, se apartó un poco y esperó.

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