Herodes y la Estrella · II

ESCENA I

(Entra el Pastor por la izquierda, apoyado en su cayado mientras camina. Cuando llega al centro del escenario, se para y descansa, mirando con desaliento adelante.)

PASTOR ¿Cómo se puede seguir así? ¿Por cuánto tiempo? Hay tanta gente pobre que ya hasta nadie se puede permitir una túnica nueva. Los tejedores pasan hambre. Nadie compra lana. Mi fiel perro está tan delgado que se le adivinan las costillas bajo la piel. Y a pesar de eso, sigue cuidando del rebaño para que yo pueda echar la siesta. ¿Y qué hace César, viéndonos cómo estamos? Nos manda pagar impuestos. ¿Impuestos para qué? ¡Para pagar a sus legionarios para que nos mantengan cautivos! Y nuestros rabinos nos dicen que recemos, que paguemos el diezmo a la sinagoga, que Jehová es justo, ¡Dios todopoderoso, ¿dónde está tu justicia?! ¡Habla! ¡Contéstame! ¿Qué fe puedo tener en un dios silencioso? ¡Responde!

(Un acorde de música suena, bello, ligero. Aparece un Ángel. El pastor cae de rodillas.)

PASTOR ¡Oh, no-no! No fue eso lo que quería decir, ni una palabra de lo que pronuncié siquiera. Estaba hablándome a mí mismo. Jamás diré nada de eso otra vez. Nunca. Y ni tocaré una gota de vino. Y en la vida miraré a una mujer, nunca, ni siquiera a mi propia esposa. ¡Soy un buen hombre! De aquí en adelante, a rezar y pagar el diezmo. Y a trabajar. Y se acabó. ¡Por favor! He dicho que lo siento muchísimo, no quería decir eso en absoluto, ni una palabra.

ÁNGEL ¡No tengas miedo! Te traigo buenas nuevas, a ti y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Porque hoy ha nacido, en la ciudad de David, el Salvador, nuestro Señor. Y ésta es la señal: encontraréis al niño envuelto en pañales en un pesebre. ¡Aleluya! ¡Paz y esperanza al mundo!

(Sale al Ángel, acompañado por el mismo acorde de antes.)

PASTOR ¡Un salvador! ¡El Mesías!

(Se levanta, como iluminado. Se dirige a la derecha, habla con gran entusiasmo, casi gritando.)

PASTOR ¡César! ¿Oíste eso? ¿Me oyes a mí ahora? ¡Por supuesto que no! Pero te lo digo de todas maneras: ¡El Mesías ha llegado! ¡Tu imperio se derrumbará! ¡La gente conquistada marchará triunfante por todas las calles! ¡Tus esclavos estarán libres al fin! ¡LIBRES! ¡LIBRESSS!

(Se va, corriendo tanto como su cansancio y salud le permiten.)

CORO DE CANTANTES, que puede estar fuera del escenario, o a un lado, como el coro griego.

FUM, FUM, FUM (Villancico tradicional)

¡Fum-fum-fum!

¡Fum-fum-fum!

Veinticinco de diciembre.

¡Fum……!

Veinticinco de diciembre.

¡Fum……!

Un niñito muy bonito

Ha nacido en el portal.

Con su carita de rosa

Parece una flor hermosa.

¡FUM-FUM-FUM!

Autores: Charles Frink & Resurrección Espinosa