Interludio
(Violín solo. El aprendiz, que descansa junto a Melchor, toca “Lamento”.)
ESCENA 5
ESCENA DEL PESEBRE
Unas notas de piano identificando la presencia del Ángel, Preludio número 1.
Entra el Ángel, toma su posición a la derecha, dando la cara a la izquierda. La Estrella entra, tomando su posición en el lado opuesto al del ángel, mirando a éste. María, con una túnica celeste, llevando en brazos a un Niño imaginario, entra por la izquierda y lentamente se sienta o arrodilla en el centro, mirando al Niño, al que acuna. El Pastor entra por la derecha, camina hacia el centro, sus ojos sin dejar de mirar a María y al Niño. Se arrodilla respetuosamente, antes de llegar al centro. Llegan Melchor y Aprendiz, y hacen algo similar a lo que hizo el Pastor. Se oye una canción cuya música servirá para acompañar a la Estrella y al Ángel en su danza, moviéndose en semicírculo alrededor del escenario, entre los otros actores. Nosotros empleamos la canción What Child Is This? Cuando termine la danza, los actores salen en orden reverso al que aparecieron (Ángel primero).
ESCENA 6
(Aprendiz y Melchor se reúnen. No es un alto en el camino para descansar. Están preocupados.)
MELCHOR — ¡Hemos de estar en guarda! El gobernador es peligroso, más de lo que aparenta. Es cruel, inteligente, falso, desconfiado, obsesionado con el poder. Se siente amenazado por las noticias que traemos. Quitará de en medio todo lo que le estorbe para mantener su posición. Los romanos entienden esto bien. Lo llaman “Rey”, y él se enorgullece con un título que no le pertenece. Porque la realidad es que Herodes es un esclavo—esclavo de los romanos. Ha conquistado Judea para ellos, y mantiene a los judíos aplastados bajo el poder de Roma. Les quita el grano que cultivan para que coman los hambrientos centuriones del imperio romano. La gente lo odia. Pero lo teme mucho más. Tenemos que tener cuidado y estar listos para defendernos.
(Piano, una nota fuerte que presenta al Ángel, que entra por la izquierda. Melchor y su aprendiz se preparan para escuchar, respetuosamente.)
ÁNGEL — ¡Traigo buenas nuevas! Primero, escuchad bien mis instrucciones…Ya que habéis visto al Niño, volved a vuestros países…No informéis de nada al gobernador. Y también, ¡alegraos con alegría infinita! Cuando pasen los siglos, los pueblos de la tierra os darán muchos honores, tantos como el mundo necesite dar, De generación en generación se os honrará por ser los primeros en recibir el mensaje de la Estrella, y los primeros en acudir de lejos a adorar al Salvador; también por ser los primeros en pasar dificultades y peligros por su causa, y los primeros en traerles los regalos que la humanidad debe aprender a dar: oro, para aliviar la pobreza de la familia; incienso, para atraer la paz a sus espíritus inquietos; y mirra, para alejar la enfermedad. Vuestra inteligencia y valentía serán premiadas. ¡Tantos y tantos aprenderán de ellas…! Y ahora, ¡adiós! No perdáis tiempo. Herodes ya os busca.
(Ángel se va. Melchor se levanta y mira con atención.)
MELCHOR — Exactamente lo que mi corazón me advertía. ¡Vámonos! ¡No nos retrasemos ni un segundo!
(Toman sus pertenencias y parten.)