ESCENA 9
(Un hombre de unos cincuenta años, vestido con el manto de un oficial del ejército romano, entra por la derecha, camina al centro con dignidad.)
Centurión — Avancé con las tropas. Se me ha distinguido por valentía. Serví bien en la conquista de Judea. He visto más derrame de sangre que la que ningún mortal debería haber visto, también he matado más de lo que debería. Bien que me he ganado el rango que tengo: ya no lucho—ahora doy órdenes. Siempre he obedecido las órdenes del gobernador, que me ha recompensado tanto como le permite su poder. Si sobrevivo unos años más, tendré una buena pensión y podré dedicarme los últimos días de mi vida a labrar la tierra tranquilamente en una casita de campo. Pero ahora no estoy tan seguro de esto. Lo que me acaba de mandar hacer el gobernador me hiela el corazón. Sé lo que me espera si fracaso. Y también sé que lo que me dicta mi deber de soldado romano es elegir la muerte sobre el deshonor. Nunca, ¡nunca!, les he dicho a mis hombres que hicieran lo que yo no me atrevía a hacer. La voluntad de ejecutar esta orden es todavía más cruel que el corazón que la concibió—y a pesar de eso, se llevará a cabo. Se jactará de lo que se hizo… Algunos hasta disfrutarán. Y yo…Soy lo suficientemente cobarde como para dar la orden.
(El Centurión sale por la derecha. Coro canta “Out of the Depths” u otra canción/villancico que exprese desesperación y súplica.)