Cualquier otro lugar · Página 74

—Es exactamente lo mismo, ¿no? —suspiró él.

—Sí —reconoció ella con entereza, tras un momento—, sí, sí lo es. Tienes toda la razón, Ray. Pero… nunca pensé que me pasaría a mí.

Ray bajó la vista, con expresión apesadumbrada. Permanecieron unos minutos en silencio.

—Esto es horrible —dijo ella al final—. Me siento tan desgraciada. Me gustaría estar lejos de aquí, me gustaría… estar en cualquier otro lugar.

Ray la abrazó, y ella se apretujó contra él, sintiéndose infeliz.

—Pero no lo haré —bufó—. No pienso ir a conocer a algún tipo, y luego casarme con él, y jugar a que soy feliz el resto de mi vida, solo porque ellos me lo digan. Ray, no lo haré. Te quiero a ti, y a nadie más.

—Yo… también te quiero, Nina. Pero…

—¿Pero?

—Pero quizás tus padres tengan razón. —musitó él—. Quizás yo no soy adecuado para ti.

Ella se tensó.

—¿Por qué dices eso? —exclamó.

—Bueno, Nina —dijo él; parecía deprimido—, tú eres una persona de un determinado estrato social, acostumbrada a… ciertas cosas. Yo pertenezco a otro estrato, y no puedo proporcionártelas. Porque… —calló por un momento, pensando— seamos realistas, Nina: no creo que quieras acabar siendo la esposa del camarero de Tony Altoviti.

—¡Querría acabar siendo la esposa de un vagabundo si ese vagabundo fueras tú! —estalló Nina—. ¡Yo te quiero, Ray!

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