El Fuerte Oscuro de Kil-Kyron · Capítulo 6

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—Bien, siervos del Mal —bramó Orosc Vlendgeron, erguido sobre el trono del Gran Emperador de los Ejércitos Malignos—, os he convocado aquí porque habéis sido seleccionados para formar parte del equipo especial que llevará a cabo una importante y peligrosa misión.

Los cuatro convocados asintieron, haciendo una reverencia ante el señor de Kil-Kyron. Una delgada y tenebrosa figura, vestida con una túnica negra y cubierta con una enorme capucha, avanzó desde las sombras y se situó junto al asiento que normalmente solía ocupar la vidente Beredik, la Sin Ojos.

—Las órdenes que vais a recibir no son cosa baladí —siguió tronando Vlendgeron—; de ellas pude muy bien depender nuestra supervivencia, y la de toda maldad. Espero que comprendáis la importancia del éxito de esta misión en la que vais a arriesgar vuestras vidas: la Operación Avista la Vaca. Que conste que yo no le he puesto ese nombre —añadió un momento después.

—He sido yo —intervino la siniestra figura encapuchada, soltando una risita de alborozo.

Sore Matancianas y el Fozo intercambiaron una mirada de desconcierto. Lo mismo hicieron los otros dos seleccionados.

—¡Hola, mundo! —exclamó la figura con voz muy aguda, saludando con la mano.

—¡Ejem! —carraspeó Orosc—. Permitidme que os presente a Pati Zanzorn, mi jefe de inteligencia y espionaje, y director de esta misión.

—¡Bien! —la figura avanzó un poco más, dejando intuir bajo su capucha un rostro muy blanco y chupado—. Los seleccionados para esta vital Operación: Avista la Vaca son —sacó de entre sus ropajes un montón de papeles que los chicos reconocieron como las hojas en las que habían tenido que apuntar sus datos, y comenzó a leer—: Asimarak Cuu, escogido por saber sostener un sable sin cortarse; el… ¿el Fozo? —se acercó los papeles a la cara, como si no estuviese seguro de si estaba leyendo bien.

—¿Has puesto «el Fozo» donde te pedían el nombre? —se extrañó Sore.

—Bueno, así me llaman, ¿no? —el Fozo se encogió de hombros. Zanzorn esbozó una mueca sorprendida, y continuó leyendo:

—… el Fozo, por estar cuadrado; Sore Matancianas, por tener cerebro; y Avur Vilán, porque en el equipo tenía que haber una chica.

—¿Qué? —exclamó Avur Vilán.

—¿Qué? —saltó Orosc Vlendgeron—. ¿De qué estás hablando? ¡Esto es el dominio del Mal! —bramó—. ¡Aquí no hay paridad de género! Quita a esa chica de la lista.

—Hmm, cierto —concedió Zanzorn—. Avur Vilán: fuera.

—¿Qué estáis diciendo? —protestó Avur Vilán—. ¡Yo sé hacer cosas!

—¿Ah, sí? —se soprendió el jefe de inteligencia—. ¿Qué sabes hacer?

—¡Tengo un arco, y sé cómo usarlo! —afirmó la chica—. ¡Me hicísteis disparar contra una lata durante la selección!

—¡Ah, eso! —recordó Zanzorn—. Es verdad. Está bien, está bien; pues de nuevo en el equipo.

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