Godorik, el magnífico · Página 54

A la noche siguiente, Godorik se puso en marcha una vez más. Salió del Hoyo por su sistema ya acostumbrado, y cuando llegó al nivel 27 se preguntó de nuevo si seguir saltando o si buscar otra forma de subir. Sin embargo, esta vez no tenía que alcanzar el nivel 1, sino el 7… que estaba aún más arriba. Esto pesó lo suficiente en sus cavilaciones como para hacerlo decidir dejar de marear la perdiz y tomar el ascensor: si no le habían descubierto paseándose por el nivel 1, con la de cámaras que tenía que haber allí, no creía que coger el ascensor fuese un riesgo tan grande.

A esas horas de la noche, y más en el nivel 27, los ascensores estaban desiertos; no tuvo que esperar nada. Se subió y pulsó el botón del nivel 7; el ascensor traqueteó un poco y se puso en marcha, y se elevó veinte pisos en apenas medio minuto. Cuando se bajó, Godorik se encontró en un nivel que le resultaba casi desconocido; en muy escasas ocasiones en su vida había subido más allá del nivel 1. El nivel 7, que era ya una zona acomodada, estaba muy bien cuidado, especialmente comparándolo con el nivel 27, que estaba destartalado a más no poder; tenía amplias avenidas, grandes vidrieras (que de día dejarían pasar la luz del sol, haciéndolo muy luminoso), e incluso un parque central, que rodeaba al Hoyo. Eso de los parques centrales era una moda de los niveles altos, donde no llegaban los olores de la basura; porque, en los últimos niveles, las inmediaciones de aquel gran agujero emitían una acusada pestilencia, junto a la cual nadie querría pasearse si podía evitarlo. Pero el nivel 7 no tenía ese problema, y en su lugar tenía un hermoso parque, con enormes macetas que contenían plantas de todo tipo, e incluso una zona para que pasearan las mascotas. Los edificios que estaban a su alrededor eran sin duda los más caros, y estaban profusamente decorados según el estilo de aproximadamente un siglo atrás. Los bloques laterales, que eran los que estaban más cerca de los ascensores, eran menos lujosos; pero también tenían ese aire antiguo y elegante que caracterizaba a todo el nivel.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *