El Fuerte Oscuro de Kil-Kyron · Capítulo 12

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—Y así es como murió Pati Zanzorn —explicó Sore Matancianas a Orosc Vlendgeron y a Pati Zanzorn—. Es trágico.

—En fin, estas cosas pasan —dijo Pati Zanzorn.

—Sí, sí —el Gran Emperador tamborileó con los dedos sobre su trono, impaciente—. Entonces, tenéis un mapa del almacén de Aguascristalinas. ¿Cuál es el plan?

—El plan es construir un túnel desde el exterior hasta el interior del almacén, y disimularlo muy bien —comentó Sore—. Así podremos sacar cosas regularmente, hasta que descubran el túnel… si lo descubren.

—Es una idea genial —aprobó Pati Zanzorn.

—Es la idea más estúpida que he escuchado en… bien, en poco tiempo —se lamentó Orosc Vlendgeron—, pero podría funcionar. Reuniremos a un equipo de zapadores.

—Hay otra cosa —exclamó el Fozo. Sore lo miró disgustado.

—¿El qué? —preguntó el Gran Emperador.

—También pensamos que podríamos disfrazar a todos los inútiles del fuerte de vagabundos e ir a pedir comida a los hogares de vagabundos del Bien. —rezongó Sore.

—¡Qué idea más estupenda! —aprobó Pati Zanzorn—. Eso no resolverá nuestros problemas de suministros, pero nos proporcionará suplementos vitamínicos. ¡Y de paso estafaremos al Bien!

Sore sufrió un dejà vu. Orosc Vlendgeron se llevó las manos a la cabeza.

—Está bien, está bien —concedió—. Pati, encárgate de que se haga todo esto. Y procurad tener más cuidado la próxima vez que os acerquéis a Aguascristalinas.

—Claro, claro —masticó Sore, incómodo.

—Y ahora, todo el mundo fuera —ordenó Orosc Vlendgeron—, y que alguien llame a Beredik la Sin Ojos. Tengo una audiencia con el Sumo Sacerdote del Bien de la ciudad de Rabania, y no sé qué hacer con él.

—Cortadle la cabeza —sugirió el Fozo.

—Fuera de aquí —gruñó Orosc Vlendgeron.

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